DEPORTES Boca nunca le encontró la vuelta al partido
08/12/2025
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El equipo se despidió del torneo en medio de la intrascendencia.
Los profesores de los cursos de comentarios de fútbol que han proliferado mucho en los últimos tiempos, suelen explicarles a sus alumnos que en la mayoría de los partidos el resultado puede explicarse a partir de una o más claves. Un gol, un cambio de jugadores o de posición, una expulsión, un gol perdido pueden llegar a tener influencias muy grandes en el desarrollo del juego y en el marcador final.
Se trata de descubrir en el análisis esas instancias claves. Hay partidos que se entienden a partir de las presencias, o bien las ausencias de algunos futbolistas. (Para el caso se trataba de definir qué valor se le asignaba al hecho de que a Racing le faltaron Sosa y Martirena). También suelen enseñar los maestros que un buen termómetro para medir los méritos de cada equipo pasa por las situaciones claras de gol de cada uno, sobre todo si esas jugadas se dan por elaboración de juego.
Y del mismo modo explican que los factores psicológicos pueden llegar a pesar más que las decisiones tácticas y estratégicas, o las diferencias técnicas entre los equipos. Para algunos, los profes más resultadistas, lo de los méritos es muy relativo, y sólo vale al análisis a partir del marcador final. Uno cree que no siempre gana el que mejor hizo las cosas, que hay múltiples factores que sirven para entender lo que pasó en el juego.
Lo del termómetro de las situaciones sirve claramente para sintetizar lo malo que pueden ser los 45 minutos iniciales, si ninguno llega con claridad. En el lánguido período inicial de Boca-Racing solo se anotó frente al arco de Marchesín un remate remate cruzado peligroso de Nardoni.
La primera clave del partido fue la paciencia, el orden y la consistencia de Racing, que manejó todos los aspectos del juego en el segundo tiempo. Nardoni se hizo el dueño de la mitad de la cancha y el equipo de Costas, seguro de sus posibilidades, empezó a martillar por las puntas y fue haciendo crecer la sensación de gol hasta que Martínez metió el cabezazo decisivo. Lo de “Maravilla”, su capacidad goleadora, es otra clave.
El delantero venía torcido, con diez fechas de sequía, pero apareció cuando más se lo necesitaba.
La diferencia de actitud también explica muchas cosas. Boca, como contra Argentinos, se muestra impotente cuando el rival le maneja la pelota.
No se entendió el cambio de Zeballos, tampoco porqué Ubeda dejó en la cancha a Giménez, que hizo todo mal.
Lo que sí se entendió es que a Racing no le pesan las ausencias, ni el hervor de la Bombonera. Supo manejarse con lo que tenía y terminó poniendo al estadio en el freezer.
Esta vez la fórmula de la pelota parada no le funcionó a Boca. También de arriba ganó, y muy merecidamente, Racing.
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